Una de las preguntas que me suelen hacer los turistas es, cómo paso el invierno. ¿Qué hago en esta temporada cuando no hay turistas? Creo que muchas personas en el principio de otoño sienten una rara necesidad de aprender algo importante que se les escapó en la vida. Esta urgencia puede ser tan fuerte que se ponen a estudiar algo que nunca van a usar en el futuro. Es porque todos los profesores privados empiezan a dar sus clases en otoño y la temporada de otoño e invierno es cuando logran ganar más dinero. La gente empieza a estudiar inglés, italiano, japonés, aprenden a pintar, bailar o incluso tejer solo porque este sentimiento otoñal les llena de una inquietud inexplicable. En todo caso es algo positivo porque este ‘sentimiento otoñal’ abre más oportunidades para los profesores privados y les ayuda a ganarse la vida. Y a veces no solo la vida sino también un viaje a las Maldivas. ¿Pero hay algún otro sentido en esa ‘enfermedad de insatisfacción otoñal’? Mientras que la gente busca respuesta a esta difícil pregunta, miles de academias se hacen con nuevos clientes y más y más cursillos abren sus puertas.
Probablemente solo existe una especie de personas inmune a esta infección que obliga a la gente a buscar un nuevo sentido de vida. Se trata de oficiales de todos los niveles. Quizá les inyectan alguna vacuna que les protege de todo sentimiento de insatisfacción y búsqueda de la razón. Es por eso que recientemente muchos centros de estudios superiores en Rusia fueron calificados por los expertos gubernamentales como ‘ineficientes’ (es decir, inútiles). Cada año el financiamiento de esta esfera se recorta. Eso significa que hay cada vez menos profesores, menos catedráticos e investigadores. Pero lo más extraño es que supuestamente en las condiciones de un ‘ambiente altamente competitivo’ solo los mejores deben sobrevivir. Pero en la práctica a menudo sucede todo lo contrario. Se quedan los peores. ¿Por qué sucede esto? No tengo respuesta a esta pregunta. Debe de ser un truco. Por ejemplo, sé que tenemos un exceso de médicos (resulta difícil encontrar trabajo al graduarse). Pero al mismo tiempo tenemos muy pocos buenos médicos. ¿Es un truco, no?
En fin la cosa es que mientras el gobierno quiere hacer que la gente sea más ‘eficiente’, esta se contagia con la infección de la ‘ineficiencia’ buscando nuevos sentidos. Esto a menudo despierta el interés comercial de otras personas que abren academias de idiomas, cursos de tejer etc. Lo van a persuadir que el modelo anterior era una basura total, mientras que ellos ofrecen un nuevo modelo de educación, feliz, interactivo, exitoso, en fin, ¡toda una maravilla! Solo págueles dinero. Estos cursos lo van a convencer de que son 100% ‘eficientes’. Acorde al curso gubernamental.
Sin embargo, al otoño no le importa el curso gubernamental, y sigue planteando la cuestión de nuevas direcciones. Es un gran reto otoñal. Cada año el otoño le recuerda que no simplemente debe existir, sino que, además, debe realizarse.
Un tema muy otoñal
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